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Podemos amar el cine bélico o podemos odiarlo, pero no podemos negar que la "guerra" ha estado presente en la historia del cine desde su invención. Sí, la obsesión por hacer recuentos de ella, ya sean trágicos, dramáticos, extremadamente crudos, o incluso cómicos, ha estado allí desde el inicio. Si te gusta el cine bélico seguramente tienes más de un título entre tus películas favoritas, y probablemente algún producto hollywoodense esté entre ellos. Quizás al conocer la película -por aquel entonces soviética- "Idí i Smotrí" (en ruso, "Иди и смотри"), conocida mundialmente como "Come and See" o "Ven y mira" en español, tu apreciación o tu lista de películas sufra un drástico cambio.

Esta película se rodó para celebrar el cuadragésimo aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, y fue producida por los estudios cinematográficos Mosfilm y Belarusfilm. Sorpresivamente, la cinta también se muestra muy crítica a la propia participación soviética, motivo por el cual casi fue desechada por la autoridades.


En 1985 –cuarenta años tras el fin de la guerra– el director ruso Elem Klimov decide tomar diversos testimonios, entre ellos su propio recuerdo, para crear una historia vista a través de un niño, progresivamente endurecido por el sufrimiento y la matanza sistemática de los habitantes de aldeas bielorrusas durante la Segunda Guerra Mundial.

Flyora, el protagonista de esta historia, en un principio ve como una gran aventura el poder ingresar al batallón de sus partidarios soviéticos, pero para ello es necesario aportar con un fusil. Ese es el único requisito. Eso separa al niño del hombre. 


Es sorprendente y bastante aterradora aquella mirada de Flyora y la forma como va mutando a lo largo de la película. El director decidió que su personaje no sería interpretado por un actor profesional, ya que al sumergirse en un papel difícil podría haberse protegido a sí mismo psicológicamente con su acumulada experiencia actuando, su técnica y habilidad. Por eso Elem Klimov fue en la búsqueda de un chico sencillo de catorce años de edad. El elegido fue el actor Lyosha Krávchenko, quien hizo su debut en el cine. El actor fue preparado para una experiencia muy difícil. Al mismo tiempo fue -según palabras del propio director- protegido de las tensiones de modo que él no acabase en un manicomio después de la filmación.

Elem Klimov sabía que la película resultaría muy brutal y, probablemente, la gente no sería capaz de verla. Habló de ello con el coautor del guion, el escritor Alés Adamóvich, pero él respondió: «Pues que no la vean. Esto es algo que debemos dejar como legado, como evidencia de la guerra y como un alegato en favor de la paz».


La película se rodó en orden cronológico en un período de nueve meses. El protagonista aseguró haber sido sometido a «la fatiga y hambre más debilitante. Me mantenía con una dieta muy severa y después de que acabó el rodaje, regresé a la escuela no sólo más delgado, sino con mi pelo gris».

Una cosa muy curiosa y descabellada de esta película, es que las armas de fuego con frecuencia se cargaban con munición real en lugar de cartuchos de fogueo, para mayor realismo. Alekséi Krávchenko mencionó en entrevistas que a veces las balas pasaron sólo diez centímetros por encima de su cabeza (como en la escena de la vaca).


Creo que vale la pena también relatarles que durante uno de los debates después del estreno de la película, un alemán de edad avanzada se levantó y dijo: "Yo fui soldado de la Wehrmacht; es más, un oficial de la Wehrmacht que viajó por toda Polonia y Bielorrusia, llegando finalmente a Ucrania. Reconozco que todo lo que se ha visto en esta película es la verdad y, lo más alarmante y vergonzoso para mí, es que esta película va a ser vista por mis hijos y por mis nietos".

Idí i Smotrí es una película muy cruda y para nada fácil de digerir. Tampoco viene a embellecer lo que pasaba en esa época y en esos lugares. Es una historia muy dura, pero a la vez sirve como lección  y testimonio para que nunca más se repitan tales genocidios. Es responsabilidad de cada uno de nosotros.

Idí i Smotrí es también una de las obras más importantes de Elem Klimov, desgraciadamente fue la última película que realizó. Así lo decidió.


A continuación invito a darle PLAY.



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